Dios atiende en CABA
El regreso del Festilaptra confirmó la vigencia de la música independiente
Con más de 20 años de historia, Laptra, el sello discográfico de rock nacido en La Plata, volvió con su festival para reunir a gran parte de la familia del indie. Luego de su último encuentro en 2017, este sábado 17 de febrero, tuvo su octava edición en la Ciudad Cultural Konex.
Una temperatura ideal acompañó la tarde que comenzó a las 18 horas con Javi Punga recibido por un público que no disimuló sus ganas de bailar. Invitados de varias generaciones acompañaron a la banda que de a poco fue calentando el escenario. Le siguió Reno con su grupo Los Bearsattos, que apostaron por un repaso de sus temas hasta los que forman parte de su reciente disco, Caricia. Joyas sonoras del futuro y la reivindicación de los corazones sensibles fueron el regalo del poeta Antolin y sus aliados, Las Maestras Suplentes.
La tarde corrió al volumen de los sintetizadores del dúo Media Hermana, debutantes del Festival pero entrenados para ofrecer la ternura de sus canciones en forma de paisajes de dream pop inmersivo.
A diferencia de la mayoría de los festivales, el Festilaptra elige una grilla única alternando entre los dos escenarios del Konex sin que los shows se superpongan y se pueda disfrutar de una jornada completa de música. Una decisión acorde a la fuerza colectiva que proyecta desde sus inicios se tradujo también en el vivo. Así, algunas de las flores que decoraron los micrófonos de los 107 Faunos fueron luego apropiadas por Santi Motorizado durante su siempre cálida y emotiva presentación. Un patio repleto acompañó las canciones y bastaron apenas unos acordes para corear el clásico “Mi próximo movimiento”.
Los miembros fundadores de este colectivo artístico también son músicos y por eso dijeron presente esta noche. Fue el caso de Koyi, co-fundador de discos Laptra quien se presentó como trío con Lautaro Peralta en bajo y Juan Manuel Ojeda en batería.
Entrada la noche, los shows que siguieron tuvieron lugar en la llamada “sala de las columnas”, agitando el calor y la intensidad de la fiesta. Para abrir llegó Tigre Ulli, proyecto formado por María Zamtlejfer, ex Las Ligas Menores. Volverá Tom Quintans en batería, después de tocar con los Faunos y no será su última aparición. Reagrupaciones de sus miembros, nuevas formaciones y músicos tocando en varias bandas son rasgos que caracterizan a los artistas convocados: el carácter cooperativo del indie argentino dispuesto a darlo todo y de valerse de los suyos.
Una de las grandes sorpresas fue Nina Suárez, quien con su banda aportó una potencia rockera para enaltecer su debut en el festival y esperarla en el próximo, junto a sus canciones del disco Algo para decirte. Disfrutados los himnos indelebles de Santiago y la incorporación de Nina, aparecieron Las Ligas Menores, arengando a la tribuna con el cover de “Todo sigue igual”, de Viejas Locas.
Lucas Jaubet, cantante de Hojas por el Barrio, fue el responsable de promediar la noche con su sonido garage, invitados, canciones de cancha y banderas incluidas. El entusiasmo de la gente se mantuvo hasta el gran cierre a cargo de los Bestia Bebé, campeones de las canciones amigueras hechas hits.
En la vorágine del tiempo y la sensación de que las cosas no perduran, el Festilaptra sumó otro hito en su trayectoria con un encuentro armado de canciones que resisten a la historia, estribillos inmortales que se corean como el primer día y la confianza puesta en el sentido transformador de la música.
Laptra surgió con el propósito de apoyar a los nuevos artistas y se transformó así en un nexo indispensable para la escena musical emergente de principios de 2000 en nuestro país. Bandas como Él mató a un policía motorizado, 107 Faunos o Las Ligas Menores editaron sus discos allí y son apenas parte de un extenso catálogo que los tiene como insignia.
Desde el 2003, el sello trabaja con una idea clara: hacer por el sólo deseo de crear, compartir y confiar en la unión de todos.