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Libros de música, más que aconsejables para el verano… y para el resto del año

La editorial de libros sobre músicas Gourmet Musical publicó durante el 2019 títulos que no podes dejar de conocer (y leer). Aquí los primeros cinco.

Mientras los balances del año que pasó demuestran el estado crítico del mercado de libros, la editorial Gourmet Musical, dirigida por Leandro Donozo, sigue engrosando un catálogo incomparable por su rigor científico, teórico y documental. Este 2020 cumple 15 años y ya se espera para febrero la salida de  “Por qué escuchamos a Stevie Wonder” de Edgardo Scott. Pero en esta ocasión repasamos cinco títulos del 2019 para que aproveches a disfrutar de la lectura en esta temporada estival.

“Por qué escuchamos a Led Zeppelin” de Luis Sagasti

Ni elemental ni sofisticada, la música de Led Zeppelin es la comunión entre el sonido que empezaba a dominar el mundo y el aleteo de una mariposa. Porque si bien la voz hipersexuada de Robert Plant, la guitarra siempre al borde del abismo de Jimmy Page, la potencia incontrolada de la batería de John Bonham y el cerebro regulador del bajista John Paul Jones constituyen individualmente aportes significativos al rock de los setenta, fue la alquimia lograda lo que los llevó al Olimpo de las leyendas. La alquimia y un elemento esencial, un magma en constante ebullición cuya temperatura fue in crescendo y de alguna manera aún lo sigue haciendo: el riff, esa frase musical llena de energía que se impone a fuerza de repetición hasta volverse inmortal. Y que sobrevive a Bonzo, el baterista, que en 1980, después de once años, le bajó la persiana a un fenómeno musical de masas que abrevó en el rock, claro, pero también en el encanto bucólico de los folklores británicos. Luis Sagasti propone una lectura desprejuiciada y libre de la banda, para lo que recorre uno a uno los peldaños de la legendaria escalera al cielo, donde encontrará que, a pesar del tiempo transcurrido, la canción sigue siendo la misma. O no. Por qué escuchamos es una colección que busca ahondar en los motivos por los que algunos artistas –de diversos géneros, orígenes y épocas– se vuelven esenciales, indiscutibles, verdaderamente únicos, más allá de los caprichos y vaivenes del mercado musical.

“Las mil y una vidas de las canciones” de Abel Gilbert y Martín Liut (compiladores)

Generalmente las canciones, aunque tengan la suerte de llegar al público de su época de la mano de sus intérpretes originales, se transforman después de un tiempo en historia o, peor aún, en olvido. Pero existen casos donde a lo largo de los años nuevas versiones y nuevos contextos las resignifican y les dan una nueva vida. ¿Qué lleva a la melodía de Todavía cantamos, de Víctor Heredia, a las canchas de fútbol; o a Quimey Neuquén, de Marcelo Berbel y Milton Aguilar y la voz de José Larralde, a la serie Breaking Bad? ¿De qué forma se traslada No me arrepiento de este amor, de Gilda, desde la bailanta al balcón presidencial? ¿Cómo se convierte un aria de la ópera Aurora, de Héctor Panizza, en ritual diario en las escuelas? ¿Por qué hay tantas versiones del tango Cambalache, de Enrique Santos Discépolo? ¿Qué explica su supervivencia y transversalidad? Esas y otras canciones –como Hay un niño en la calle, de Armando Tejada Gómez; Gente que no, de Todos tus Muertos, y Sr. Cobranza, de Las Manos de Filippi; y músicas instrumentales como La bordona, de Emilio Balcarce, o el Concierto para piano Nº1, de Alberto Ginastera– han tenido la capacidad de atravesar contextos y mutar significados, de volverse “músicas trashumantes”. Los ejemplos en los que se enfocan los artículos de este libro pueden pensarse metafóricamente como una conjunción entre músicas, autores e intérpretes que son capaces de, a veces, cambiar de género musical; otras, de función práctica, o de modificar sus sentidos en el vaivén del devenir social y político.

 

“El ritual de Jane´s Addiction” de Fabrizio Pedrotti

Ritual de lo Habitual, el disco que Jane’s Addiction publicó en 1990, fue uno de los más importantes del rock de su década. No solo sacó a la música alternativa de las radios universitarias y logró su difusión masiva, sino que predijo la explosión del grunge –que se daría al año siguiente con Nirvana– y fue una influencia decisiva para grupos como Alice in Chains, Pearl Jam y Soundgarden. Este libro relata el proceso de creación de un disco compuesto entre guerras de egos, sobredosis de heroína, shows caóticos, censura y problemas con la policía. Un álbum extremo e inusual para el rock de la época, por su sonido y sus temáticas relacionadas con el sexo, el suicidio, el racismo y el SIDA. Ritual de lo Habitual instaló al grupo como referente, logró el doble platino por sus ventas y dio luz al festival que cambiaría el negocio de la música: el Lollapalooza. A partir de más de cien horas de entrevistas, realizadas a lo largo de cinco años con la banda completa (Perry Farrell, Dave Navarro, Eric Avery y Stephen Perkins), además de mánagers, productores, artistas relacionados y amigos; y con acceso a documentos inéditos, el autor reconstruye por primeravez una apasionante aventura musical. Y fundamentalmente, responde a una pregunta clave: ¿por qué Jane’s Addiction creó su obra maestra mientras sus miembros pasaban por el peor momento de sus vidas?

 

“La lengua universal. Fans de los Rolling Stones alrededor del mundo” de Juan Cruz Revello

Desde el furor de Elvis Presley y la beatlemanía los fanáticos (y fanáticas) de la música popular son noticia por sus a veces excesivas demostraciones de pasión. Mucho ha cambiado desde entonces y el rock hoy no es –si es que alguna vez lo fue– patrimonio exclusivo de adolescentes con hormonas desbocadas: ya son varias las generaciones que lo han hecho parte importante de sus vidas. Pero entre los fans de la música, los de los Rolling Stones no se parecen a los de ningún otro artista. Con décadas de trayectoria, la banda ha logrado cultivar no solo una incalculable cantidad de admiradores (y admiradoras), sino que ha dado lugar al surgimiento de un tipo de seguidores únicos por la constancia y la intensidad con la que viven esa pasión que llega a límites insospechados. Juan Cruz Revello cuenta algunas de las mil historias de fans de los Rolling Stones en los cinco continentes, que viajan por el mundo para ver a la banda en los más diversos escenarios. Se trata de gente de las más variadas edades, proveniencias, clases sociales, profesiones y modos de vida. Como Edgardo, un integrante de la comunidad qom, pueblo originario del Chaco, que viajó a dedo a Buenos Aires invitado por un militante social al estadio de River Plate a presenciar un concierto que iba a cambiar sus perspectivas culturales para siempre; Luis, cubano anticastrista que por razones sociopolíticas nunca los vio tocar en vivo y que le escribe una carta a Mick Jagger contándole de las restricciones al consumo de rock en la isla; Slavko, un esloveno que los escuchó por primera vez en 1964, que quiere vender su auto para verlos tocar en la tierra de Eva Perón; Andreea, de Rumania, que ganó un concurso que le permitió pasear en limusina por Abu Dhabi y luego conocer a toda la banda; Frankie, de Calcuta, que todavía cree que puede ser el mánager de los Stones; o Linda, de Londres, que sigue viajando aun con más de quinientos conciertos en sus espaldas; son parte de las historias de personas de diferentes mundos que se unen en las rutas por una misma pasión: los Rolling Stones.

 

“Por. Lecturas y reescrituras de una canción de Luis Alberto Spinetta” de Eduardo Berti

Árbol, hoja, salto, luz, aproximación…”. La canción Por, que Luis Alberto Spinetta escribió en 1973 junto con Patricia Zalazar (su pareja durante más de dos décadas, la madre de sus cuatro hijos), señala el comienzo de su relación sentimental y los albores de esa obra cumbre que es el disco Artaud. Después de Crónica e iluminaciones (su libro en torno a la obra de Spinetta, realizado a partir de largas charlas con él), Eduardo Berti explora aquí una de las letras más singulares no solo del rock argentino, sino de la música en general. Leyendo y reescribiendo las palabras de Por (en clave musical/spinettiana, pero también literaria/oulipiana), con la ayuda de cómplices como Emilio del Guercio, Rodolfo García o la misma Patricia Zalazar, Berti echa luz (en un libro casi tan inclasificable como en su momento lo fue la forma del disco Artaud) a las diversas opciones y combinaciones de una canción que, no por casualidad, lleva un título que puede interpretarse como el “por” (“x”) de la multiplicación. El surrealismo, la psicodelia, los ecos del credo artístico de Antonin Artaud, el concretismo en Brasil, el “lector activo” de Cortázar, la “escritura sin escritura”, la poesía combinatoria o Construcción de Chico Buarque van conectándose en estas páginas, que proponen también 47 reescrituras de Por y hasta un mazo de cartas para que el lector efectúe sus propias multiplicaciones.

 

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